Según la OMS “El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud”. Es un importante factor de riesgo de enfermedades no transmisibles, como.
- las enfermedades cardiovasculares (principalmente las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares), que fueron la principal causa de muertes en 2012;
- la diabetes;
- los trastornos del aparato locomotor (en especial la osteoartritis, una enfermedad degenerativa de las articulaciones muy discapacitante), y
- algunos cánceres (endometrio, mama, ovarios, próstata, hígado, vesícula biliar, riñones y colon).
El riesgo de contraer estas enfermedades no transmisibles crece con el aumento del IMC, siendo este un indicador simple de la relación entre el peso y la talla que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2).
Criterios SEEDO para definir IMC en adultos
Categoría | Valores límite de IMC (Kg/m2) |
Peso insuficiente | >18,5 |
Normopeso | 18,5-24,9 |
Sobrepeso grado I | 25-26,9 |
Sobrepeso grado II | 27-29,9 |
Obesidad tipo I | 30-34,9 |
Obesidad tipo II | 35-39,9 |
Obesidad tipo III (mórbida) | 40-44,9 |
Obesidad tipoIV (extrema | ≥ 50 |
Tratamiento de la obesidad
Según el informe “Dieta, Nutrición y Prevención de Enfermedades Crónicas”, OMS/WHO 2003, la eficacia a largo plazo de la mayoría de las estrategias alimentarias de pérdida de peso, incluidas las dietas bajas en grasas, sigue siendo incierta, a menos que se vean acompañadas por cambios de los hábitos relacionados con la actividad física y la alimentación.
La actividad física es un importante determinante del peso corporal. Además, la actividad física y la buena forma física (entendiendo por tal la capacidad para realizar actividad física) influyen en gran manera en la mortalidad y la morbilidad relacionadas con el exceso de peso y la obesidad. Hay pruebas contundentes de que los niveles moderados a altos de forma física conllevan un riesgo considerablemente menor de enfermedad cardiovascular y mortalidad por todas las causas, y de que esos beneficios se aplican a todos los grados del IMC.
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Sin embargo, según el “Documento Consenso sobre Cirugía Baríatrica” de Migue A. Rubio y col., en sujetos con obesidad mórbida (IMC ≥ 40) este tipo de tratamiento a largo plazo, pueden tener resultados desalentadores pues la mayoría de las personas vuelven a recuperarlo en un plazo inferior a 5 años. Por eso se han buscado (y se siguen buscando) alternativas terapéuticas capaces de reducir las comorbilidades severas asociadas a la obesidad y de mantener el peso perdido a largo plazo. Parece ser que la cirugía bariátrica (cirugía de la obesidad) sí puede conseguirlo. “Cuando se comparan los procedimientos frente a los no quirúrgicos en el tratamiento de la obesidad mórbida, se confirma que la cirugía es un tratamiento altamente coste-efectivo, porque disminuye el peso entre 23-37 kg tras dos años de seguimiento y persiste con una diferencia de 21 kg después de 8 años de evolución, con mejoras de las comorbilidades y de la calidad de vida de los pacientes.
Si embargo aunque la cirugía es una gran ayuda no es la respuesta definitiva. Para conseguir realmente los resultados esperados tras la cirugía es necesario que el paciente adquiera unos hábitos alimentarios y de ejercicio físico saludables. No solo para perder todo el peso posible, sino también para mantenerlo a lo largo de los años y evitar complicaciones tras la cirugía.
Autor | Miriam Huerta González. Dietista-Nutricionista. Especialista en Obesidad y Cirugía Bariátrica. |
Especialidad | NUTRICIÓN |
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