¿Cuándo te levantas te encuentras pelos en la ducha, el suelo, el cepillo, etcétera? No te asustes porque el otoño ya está aquí…y esto es muy común. Tras el verano, el cabello ha sufrido ciertos «excesos» que aceleran el proceso de renovación capilar totalmente natural.
La vida del pelo tiene tres fases:
- La anágena, que tiene un tiempo de duración de tres o cuatro años y es el periodo de crecimiento del cabello.
- La catágena, de tres semanas, en las que el desarrollo se para;
- y la telógena, que significa que el pelo no crece en tres meses y luego se cae.
El otoño es un periodo en el que el crecimiento del cabello se estanca y la caída se incrementa, pero no te preocupes porque en invierno todo vuelve a la normalidad. Además, puede suceder que la densidad y el grosor de los tallos pilosos sean menores que las de un cabello sano.
A pesar de que la caída es a veces inevitable, sin embargo os damos algunas claves para intentar que la pérdida de cabello no sea excesiva:
- La dieta debe ser sana y equilibrada. Las verduras, las legumbres y las frutas deben estar entre tu lista de prioridades. Sin duda, las frutas como las naranjas, los limones o los kiwis te podrán aportar grandes cantidades de vitamina C.
- No uses el secador si no es necesario y evita en la medida de los posible las planchas, ya que pueden agredir el cabello y empeorar la situación. Asimismo, te aconsejamos evitar el uso de coletas o moños demasiado tirantes, ya que la tracción puede favorecer la caída de cabello.
- Los horarios, la falta de sueño y la vuelta al trabajo hacen que nuestro estrés aumente y que nuestro cabello se resienta. Por eso recomendamos tomar las cosas con calma para que el estrés no afecte a nuestro cabello.
- En verano solemos lavarnos el pelo casi todos los días por el sudor, el agua de la piscina o el mar, pero con la llegada del otoño se pueden reducir los lavados, ya que suponen en cierto modo una agresión extra a nuestro pelo.
