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Enseñar a comer es enseñar a crecer

La alimentación es un factor muy relevante que contribuye a un correcto crecimiento y desarrollo de los niños, “a igualdad de potencialidad genética, y en ausencia de enfermedad, es la cantidad, calidad, proporción y equilibrio de los nutrientes ingeridos y aprovechados, lo que determina la talla final de un individuo” (Nutrición Saludable y Prevención de los Trastornos Alimentarios).

Un niño mal alimentado puede tener problemas de crecimiento, anemia, obesidad, problemas de aprendizaje y de conducta. Es en la infancia donde se adquieren los hábitos alimentarios de los que dependerá en la edad adulta el estado de salud. La práctica de buenos hábitos en este sentido puede prevenir enfermedades como las cardiovasculares, la diabetes, el sobrepeso o la obesidad.

Imagen de dhanelle en Pixabay

Los niños aprenden por imitación, por eso es tan importante el papel de los padres y profesores en la adquisición de sus costumbres en lo que a alimentación se refiere. Estas comienzan en la familia, pueden reforzarse en el medio escolar y se contrastan en la comunidad en contacto con los amigos y con el medio social.

Para que los niños adquieran buenos hábitos los padres han de esforzarse en practicarlos igualmente. Entre otros, podemos destacar:

• Comer mínimo 5 porciones de fruta y verdura al día
• Comer verduras y hortaliza en todas las comidas
• Comer mínimo 3 piezas de fruta al día, tanto de postre cómo de tentempié
• Comer mínimo 3 veces legumbres a la semana
• Cambiar cereales refinados (arroz, pasta, pan, etc) por su versión integral
• Evitar alimentos ultraprocesados (snacks), bollería industrial y bebidas azucaradas incluidos los zumos
• Limitar lácteos azucarados
• Elegir agua como bebida habitual
• Comer siempre que se pueda en familia sentados en la mesa
• Cocinar platos saludables

Post actualizado. Post original Mayo 2012.

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