Hace unas semanas hablamos en nuestro blog de la evolución que habían tenido las bombas de insulina en los últimos años. Estos pequeños dispositivos que administran la insulina de forma continuada, han supuesto grandes mejoras en la calidad de vida de miles de pacientes con diabetes tipo 1, ya que permiten una mejor adaptación a la actividad física diaria, ajustar las dosis de insulina en función de las ingestas de una manera más sutil y aplicar el patrón de necesidades basales diarias, tan cambiante de unas horas a otras en muchos pacientes, lo que ha demostrado disminuir de manera importante las hipoglucemias graves.
Por ejemplo, con las bombas es posible ajustar el componente de secreción basal de insulina a los diferentes requerimientos fisiológicos existentes a lo largo del día, remendando de esa manera el “fenómeno alba” o el “fenómeno del atardecer” si los hubiere; o bien, la disminución de requerimientos que se observa en muchos pacientes en las horas de trabajo, sobre todo a lo largo de la mañana. Con los análogos lentos de insulina, su tasa de absorción es casi constante y una vez que han sido inyectados, no podemos imitar las inflexiones fisiológicas de los requerimientos basales.
Otra de las ventajas de este sistema frente a la terapia tradicional, es la mejor farmacocinética que adquiere la insulina cuando es administrada en infusión continua en el mismo lugar y durante 2-3 días consecutivos. En este sentido, el uso de la bomba de insulina disminuye la variabilidad asociada a las inyecciones en distintas zonas. Además, se emplea un solo tipo de insulina, lo que también contribuye a la menor diferencia en la absorción de unos momentos a otros.
No obstante, este sistema presenta algunos inconvenientes, como un mayor riesgo de cetoacidosis, que puede ocurrir en pocas horas tras una obstrucción/desconexión fortuita del catéter o por un fallo de la bomba de infusión. Además, el tratamiento con bomba resulta más gravoso económicamente “en un principio”, por los costes del aparato y del fungible que requiere, pero ha demostrado que “a largo plazo”, al mejorar el control metabólico, desciende el coste por complicaciones de la diabetes.
Por último comentar que el tratamiento con bomba requiere de una asistencia médica continuada de 24 horas y un entrenamiento específico por parte del equipo de educación.
Texto original de junio de 2013
Autor | Dra. Pilar Martín Vaquero. Endocrinóloga Especialista en Diabetes y Nutrición. |
Especialidad | DIABETES PEDIÁTRICA Y ADULTOS |
Teléfono | +34 91 436 26 36 |
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