La fibra es un componente vegetal que no se puede digerir y que, por lo general, no aporta nutrientes ni energía. Sin embargo, se recomienda su consumo diario porque colabora con la flora intestinal y ayuda a prevenir el estreñimiento, ya que da consistencia a las heces y así favorece el tránsito intestinal.
Además, permite mantener el colesterol a raya y enlentece la absorción de glucosa y ácidos biliares. Existen estudios que confirman que el consumo regular de fibra está asociado con una disminución de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares o una menor probabilidad de padecer cáncer de colon o estómago.
No todas las fibras son iguales. De hecho, existen dos tipos. Por un lado, la fibra soluble, que atrae el agua y ayuda a regular el tránsito intestinal; normalmente se encuentra contenida en las semillas, las legumbres y algunas verduras y frutas y sí produce calorías. Por otro lado encontramos la insoluble, que acelera el paso de los alimentos en el estómago y los intestinos y se suele encontrar en el salvado del trigo, las verduras y los granos integrales, y esta fibra no produce calorías.
¿Y qué alimentos tienen fibra?
Las verduras son alimentos con alta cantidad de fibra. Por eso, te animamos a apostar por algunas como la berza cruda o cocida, la coliflor, la alcachofa, la zanahoria, el brécol, las judías o los espárragos, entre otros.
También se recomienda incluir frutas como la manzana, los plátanos, los melocotones, la ciruela o la naranja, así como legumbres y frutos secos como las almendras, las nueces o los pistachos.
Por último, es importante tener en cuenta que otra de las principales fuentes de fibra son los cereales: el arroz integral, las pastas de trigo o el pan integral son buenos ejemplos.
Autor | Miriam Huerta González. Dietista-Nutricionista. Especialista en Obesidad y Cirugía Bariátrica. |
Especialidad | NUTRICIÓN |
Teléfono | +34 91 436 26 36 |
info@d-medical.es | |
Leer más | |
pedir cita |