El mundo se divide entre las personas que no pueden comer nada según se levantan y aquellas que necesitan realizar un buen desayuno para cargar las pilas durante el día. Tanto si no te gusta comer como si lo haces, lo cierto es que en algunas culturas el desayuno es considerado como la principal comida del día.
Ya sea por costumbre, falta de tiempo o por bajar «algunos kilitos», «saltarse» el desayuno tiene consecuencias dañinas para nuestro organismo: es más difícil llegar a cubrir las necesidades nutricional diarias, puedes sufrir decaimiento o falta de concentración debido a la falta de glucosa en el organismo después de un periodo largo de ayuno y tienes más riesgo de seguir una dieta de peor calidad, ya que si no desayunas es posible que luego tengas hambre y comas algún alimento rico en grasa o en azúcares simples. Por ello, en el post de hoy os explicamos algunas claves para que la primera ingesta del día sea nutritiva y equilibrada:
- Las frutas frescas o en zumo son un alimento imprescindible, ya que gracias a su fibra regulan el tránsito intestinal, además de aportar hidratos de carbono, vitaminas, minerales y agua
- Los lácteos como la leche, el yogur y el queso son otros protagonistas del desayuno porque nos aporta entre otros nutrientes una cantidad importante del calcio y de la vitamina D que necesitamos ingerir en el día
- El pan es una fuente ideal de hidratos de carbono, vitaminas y minerales y si se consume integral, también de fibra, y combina muy bien con productos lácteos y huevos u otro alimento proteico que proporcionan proteínas y grasas.
Como puede observarse, tener un desayuno adecuado no es tan difícil como se suele pensar. No obstante, si eres de los que no desayunan, vete pensando en incluir esta primera comida del día en tu lista de buenos propósitos para 2015.
Autor | Miriam Huerta González. Dietista-Nutricionista. Especialista en Obesidad y Cirugía Bariátrica. |
Especialidad | NUTRICIÓN |
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