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La dieta es fundamental para el control de la glucosa

Una alimentación adecuada es fundamental para un buen control de la diabetes y para la prevención de las posibles complicaciones de la enfermedad.

Por otro lado, para que la dieta la sigan los pacientes es importante que se ajuste a los gustos, preferencias culturales, posibilidades económicas y circunstancias particulares de cada uno de ellos.

Los niños y adolescentes con diabetes, como la población general, precisan una alimentación saludable, con una dieta completa, variada y equilibrada que incluya todos los grupos de alimentos. Al tiempo, ésta hay que adecuarla para conseguir un buen control glucémico, ya que nuestro objetivo es la normoglucemia (cifras de glucosa semejantes a la persona sin diabetes). Es necesario moderar y elegir los carbohidratos de bajo índice glucémico y tener un consumo de grasas saludables y proteínas de alto valor biológico.

Dieta Saludable

Es aconsejable realizar una dieta mediterránea.

Dieta mediterránea tradicional es una fuente rica de macronutrientes y micronutrientes.

Es una dieta equilibrada y variada. Se caracteriza por ser:
• Baja en grasas saturadas
• Alta en grasas mono-insaturadas, que están presentes, sobre todo, en el aceite de
oliva.

1. Balanceada en grasas poliinsaturadas (omega-6 y omega 3)
2. Baja en proteína animal
3. Rica en antioxidantes
4. Rica en fibra
5. Rica en una gran variedad de fitoquímicos
6. Con niveles relativamente bajos de sodio.


Imagen de RitaE en Pixabay

Las grasas

Las grasas son un componente importante de la dieta mediterránea tradicional.

La energía aportada por la grasa oscila entre 25-35% de la energía total (calorías). En esta dieta la energía aportada por la grasa saturada es como máximo un 7-8%.

Fuentes importantes de grasas no saturadas son el aceite de oliva, los frutos secos, las semillas, legumbres y vegetales verdes.

La composición grasa de la dieta mediterránea presenta las siguientes características:
• Alta en grasas monoinsaturadas, particularmente ácido oleico proveniente
principalmente del aceite de oliva preferentemente extra virgen.
• Balanceada en grasas polinsaturadas (omega 6 y omega 3). Los frutos secos y
las semillas son una importante fuente de ellos.
• Alto consumo de grasas poliinsaturadas omega-3 de cadena larga (EPA y DHA),
proveniente del consumo de pescados y mariscos.
• Baja en grasas saturadas, debido al bajo consumo de mantequilla y carnes rojas.
• Consumo relativamente alto de ácidos grasos de cadena media y corta
proveniente del consumo de queso y yogur de leche de cabra y oveja (esta grasa
no se asocia con efectos adversos sobre los niveles de colesterol plasmático).
• Ausencia de grasas trans procedentes de alimentos industriales (Ej. margarinas,
comida rápida y productos de bollería).

Como vemos, la proporción relativa de los diferentes tipos de grasas es diferente respecto a la dieta occidental estándar. En la dieta occidental se consumen principalmente grasas saturadas, mientras que en la dieta mediterránea las grasas son monoinsaturadas.

Las proteínas

Las proteínas en la dieta mediterránea se caracterizan por ser relativamente baja en proteínas animales.

Las proteínas en esta dieta provienen de diversas fuentes: legumbres, frutos secos, carnes blancas, pescados y mariscos, queso y yogur.

Los carbohidratos en la dieta mediterránea se caracterizan por ser carbohidratos complejos, provenientes de cereales principalmente integrales (avena, centeno o cebada…) pastas, legumbres y diversos alimentos vegetales.

Otra característica composicional de la dieta mediterránea son los niveles relativamente bajos de lactosa (azúcar de la leche), debido al consumo preferente de queso y yogur, en lugar de leche que es más rica en lactosa.

Respecto al índice glucémico de la dieta mediterránea, éste se considera bastante bajo, debido a la gran proporción de alimentos con bajo índice glucémico, tales como, legumbres, frutas y vegetales no amiláceos, a pesar del consumo, que hay que restringir, de otros alimentos como el pan y miel (típicos de la dieta mediterránea) que tienen índices glicémicos más altos.

La dieta mediterránea es rica en fitoquímicos (componentes vegetales con efectos saludables) debido al alto consumo de variados alimentos vegetales. La cantidad y tipo de fitoquímicos es bastante más amplia, respecto a una dieta occidental estándar.

En la persona con diabetes esta dieta hay que adaptarla para poder obtener un buen control glucémico, ya que el objetivo del control de la diabetes es conseguir la normoglucemia (cifras de glucosa semejantes a la persona sin diabetes)

Fuente: Guía «Diabetes tipo 1 en la edad pediátrica» Dra. Barrio y Lourdes Cartaya

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