La alimentación sana y equilibrada es fundamental en los niños para garantizarles el mejor estado de salud posible, un correcto funcionamiento del organismo, un buen crecimiento, una óptima capacidad de aprendizaje, un desarrollo psicomotor adecuado y también para la prevención de enfermedades en la etapa de adulto.
Durante la infancia se establecen los hábitos alimentarios que posteriormente serán difíciles de cambiar.
Lo mejor para nutrir bien a nuestros niños es proporcionarles una amplia variedad de comidas que les resulten agradables. Es recomendable repartir los alimentos en 5 tomas al día: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena.
Qué debe formar parte de la dieta de los niños
- Los cereales (pan, maíz, arroz y pasta) y las legumbres se deben consumir hasta alcanzar 5-6 raciones diarias. Una o dos raciones se pueden tomar en el desayuno (pan, galletas, cereales de desayuno) o a media mañana (bocadillo), también en la comida, merienda y cena se puede incluir pan y además, en la comida o en la cena, se tomará pasta, arroz y/o legumbres para completar el consumo aconsejado.
- Lácteos: los niños han de tomar entre 1/2 litro a 1 litro de leche o derivados lácteos (yogures, cuajada, quesos, etc.) que supondría 2 o 3 raciones repartidas a lo largo del día. Una ración de lácteos equivale a un vaso de leche o 2 yogures o 50 g de queso fresco o 25 g de queso curado.
- Carnes, pescados y huevos: se deben tomar 2 o 3 raciones al día. Se aconseja moderar el consumo de carnes grasas como: cordero, parte grasa de la vaca o del cerdo y embutidos grasos como el chorizo, el salchichón, etc.
- Frutas, verduras y hortalizas conviene consumir 5 raciones al día. No deben faltar 2 o 3 piezas de fruta en la alimentación diaria de nuestros hijos. En alguna ocasión hay que sustituir la pieza de fruta por un zumo recién exprimido. De verduras y hortalizas se consumirán 3 o más raciones, algunas en forma de ensaladas o como guarnición de segundos platos.
- Los dulces y grasas deben consumirse con moderación. Algunos productos como los dulces, la bollería y alimentos con mucha grasa, poseen gran cantidad de azúcares sencillos, grasa saturada y pocas vitaminas y minerales.
Las grasas de elección serán el aceite de oliva (si es posible extra virgen) y algunos aceites de semilla, como el de girasol.
Post publicado: Septiembre 2012
Post actualizado: Septiembre 2020
Autor | Miriam Huerta González. Dietista-Nutricionista. Especialista en Obesidad y Cirugía Bariátrica. |
Especialidad | NUTRICIÓN |
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