Cuando el ritmo de caída del cabello es mayor que el crecimiento podemos hablar de de alopecia. En este sentido, es muy importante distinguir entre la caída del cabello normal -que consiste en la pérdida periódica del cabello y que luego se recupera- de la alopecia en la que la caída del pelo es para siempre.
Existen muchos tipos de alopecia y en nuestro post de hoy os hablaremos de los más comunes:
La alopecia androgénica es una de las más habituales y afecta aproximadamente al 50% de todos los varones. Suele aparecer con una disminución de la cantidad y grosor del cabello en la coronilla o en la parte superior y lateral de la frente (entradas). Este tipo de alopecia suele hacerse evidente entre los 30 y los 40 años y normalmente tiene un componente genético importante.
En las mujeres es un proceso frecuente también, pero se caracteriza por una pérdida de densidad global del cabello, pero manteniendo la línea de implantación en la frente. Causas hormonales con frecuencia pueden ser las causantes de esta disminución del cabello.
La alopecia areata se caracteriza por tener zonas redondas sin pelo en la cabeza u otra parte del cuerpo donde se encuentran cabellos normalmente. En este caso, sucede porque procesos inflamatorios e inmunológicos del propio cuerpo atacan a los folículos durante su fase de desarrollo, lo que supone una caída del pelo.
Hay otros casos en los que se presenta una alopecia difusa. La pérdida de cabello en esta ocasión sucede tras enfermedades sistémicas crónicas, cambios hormonales, mala alimentación o situaciones de estrés.
En ocasiones determinados peinados como trenzas o coletas pueden producir un estiramiento excesivo del cabello desde la raíz. Cuando existe caída en estos casos se conoce como alopecia por tracción.