Llega el verano y con él el cambio de armario y el giro a nuestra alimentación. En esta estación solemos huir de las comidas calientes, fuertes, copiosas, difíciles de digerir y optamos por alimentos más frescos, coloridos y sabrosos con más contenido en agua, que nos ayuden a paliar la sensación de calor.
El calor hace que nuestro organismo necesite más cantidad de agua, por mayores pérdidas de líquido a través del sudor, y menos energía, porque no necesitamos mantener el calor corporal, además de que en los lugares que están a nivel del mar el gasto energético basal disminuye. Entonces ¿qué alimentos no deben faltar en nuestra nevera? Hoy os proponemos una serie de consejos para poder afrontar las altas temperaturas:
- Incorpora a tu dieta frutas de temporada ricas en agua. La sandía, el melón, el melocotón, los albaricoques, uvas o las ciruelas, son una buena opción.
- Las ensaladas (verduras frescas) variadas y coloridas en comida y en cena son una buena ayuda para combatir el calor por su bajo contenido energético y sus altos contenidos en agua, antioxidantes y nutrientes que protegen la piel de los rayos uva y del calor. Es conveniente que en las ensaladas haya alimentos de varios colores: verde, rojo, amarillos, naranjas, porque cada uno aporta nutrientes distintos y muy necesarios. El gazpacho, a base de tomate, pimiento, pepino y aceite de oliva, es un buen aliado para refrescarse en los días calurosos.
- Consumir alimentos de fácil digestión como cereales (pasta, arroz, etc.), cocinados con preparaciones rápidas, sencillas y con poca grasa, para evitar las digestiones pesadas o lentas. ¿Qué te parece una comida con una base de patata cocida y acompañada por ricos ingredientes? La ensalada campera es un plato estrella en la época estival. Añádele huevo, pimiento rojo, pepinillos, un poco de vinagre y ¡listo para comer!.
- Consumir de 1,5 a 2 litros de agua por día, en función de la masa corporal y del ejercicio que se haga o de lo que se sude.
- No dejar de comer o saltarse comidas porque en la siguiente ingesta comemos con más ansiedad y más cantidad. Preferentemente ingerir pequeñas porciones de comida liviana y ligera. Una buena opción es comer fruta fresca entre horas.
- Es mejor comer platos a la brasa o a la parrilla, antes que fritos. Los fritos pueden resultar pesados y hacen la digestión demasiado lenta, especialmente en los días calurosos.
- El aceite de oliva, los frutos secos, los huevos y el pescado blanco y azul no pueden faltar en nuestra dieta en verano pues contribuyen a mantener la salud de la piel; un órgano que necesita muchos cuidados en esta época del año, ya que se ve sometida a frecuentes baños de sol, de agua en la piscina y en el mar, y cambios de temperatura.
Autor | Miriam Huerta González. Dietista-Nutricionista. Especialista en Obesidad y Cirugía Bariátrica. |
Especialidad | NUTRICIÓN |
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