El Aparato Digestivo tiene una gran complejidad y da pie a muy diferentes enfermedades que, si bien pueden ser más o menos graves, afectan enormemente la vida de los pacientes que las sufren.
Los trastornos del tubo digestivo son muy variados a pesar de lo cual suelen compartir síntomas: acidez, ardores, digestiones pesadas o lentas, cambio en el hábito intestinal, diarrea, estreñimiento… Tras estos síntomas se esconden un gran número de enfermedades con un amplio espectro de gravedad; es decir, unos mismos síntomas pueden traducir problemas banales o esconder enfermedades complejas y de gran trascendencia, aunque lo que es innegable es que en cualquiera de los dos escenarios el impacto en la vida de las personas que lo padecen puede ser muy grande. Si además de todo ello se añaden antecedentes familiares u otros síntomas de los que denominamos “de alarma”, como por ejemplo la pérdida de peso o la sangre con las deposiciones, la necesidad de someterse a un estudio escrupuloso del aparato digestivo es inexcusable.
En muchos casos es necesario someter a los pacientes a exploraciones endoscópicas; éstas son incómodas y pueden entrañar cierto riesgo, por lo que es necesario ponerse en manos de especialistas experimentados y de confianza, para asegurar un procedimiento lo más útil y seguro posible en un ambiente de tranquilidad, seguridad y confort.
El tratamiento de las diferentes enfermedades del Aparato Digestivo casi nunca es sencillo y a veces necesita del concurso de otros especialistas para dar con la alternativa que mejor se adapte a cada paciente. Estos tratamientos abarcan desde las necesarias recomendaciones nutricionales, a los tratamientos farmacológicos, endoscópicos o incluso quirúrgicos. Afortunadamente, un equipo experimentado, preparado y cohesionado suele ser capaz de ofrecer la mejor solución para cada problema.
Existen algunas enfermedades del Aparato Digestivo que por su frecuencia o su gravedad merecen un tratamiento especial por parte de nuestro equipo:
- Los trastornos funcionales: La dificultad para tragar o hacer la digestión, los ardores, la acidez, la distensión abdominal, el acúmulo de gases abdominales, el estreñimiento, la diarrea, el colon irritable o la incontinencia, en ocasiones no traducen la presencia de enfermedades estructurales del aparato digestivo, si no más bien de defectos en su funcionamiento. El estudio minucioso, el diagnóstico acertado y el tratamiento más adecuado no siempre son fáciles de hacer, y sin duda requieren tiempo, dedicación y experiencia. Diferentes recomendaciones sobre el aspecto bio-psico-social de cada paciente, varias alternativas farmacológicas o endoscópicas y determinadas recomendaciones dietéticas, todo ello a cargo de un equipo multidisciplinar, suelen dar con la clave.
- La prevención de cáncer de colon: El cáncer colorrectal es uno de los tumores más frecuentes en nuestro medio, y supone un problema de salud a nivel mundial, si bien es cierto que se puede prevenir y que la mayor parte de los casos, si se diagnostican a tiempo, se pueden curar. Por todo ello, cada vez es más necesario que la población, aunque no tenga síntomas o antecedentes familiares de cáncer de colon, reciba un consejo adecuado sobre qué medidas preventivas ha de realizar y con qué periodicidad ha de hacerlo, en base a la edad y a las características individuales de cada persona.
- La enfermedad Inflamatoria intestinal: Tanto la Enfermedad de Crohn como la Colitis Ulcerosa son enfermedades muy complejas, con un gran impacto en la vida de los pacientes, y que requieren de profesionales experimentados y dedicados a esta área concreta. Lo contrario se suele asociar a un mal uso de los diferentes tratamientos y a graves consecuencias tanto a corto como a medio o largo plazo. En nuestra Unidad se pueden valorar y asesorar a este tipo de pacientes y proponerles la que desde nuestro punto de vista sea la mejor opción para cada situación concreta.
- Enfermedad Celiaca: La enfermedad celiaca tiene un amplio espectro de síntomas, que en muchas ocasiones no son los típicos e incluyen un sinfín de manifestaciones extradigestivas. Tanto es así, que en ocasiones no es fácil acceder al diagnóstico ni al seguimiento adecuado para cada paciente, y cuando esto ocurre el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes se ensombrece gravemente.
El hígado forma parte del Aparato Digestivo y juega un papel fundamental a muy diversos niveles de nuestro metabolismo. A pesar de ello, las enfermedades del hígado suelen ser silentes, esto es, libres de síntomas en la mayor parte de los casos en sus fases iniciales. Sin embargo, es en esas fases iniciales de la enfermedad hepática cuando los tratamientos son útiles. Cuando la enfermedad hepática ya ha llegado al grado de cirrosis, el tratamiento del agente causal de la enfermedad ya tiene poca utilidad. Generalmente, la voz de alarma la suelen dar las alteraciones analíticas de las pruebas de función hepática, que generalmente incluyen elevación de las transaminasas. En estas circunstancias es obligado un estudio pormenorizado de la enfermedad hepática para averiguar su causa y proponer un tratamiento específico.
Generalmente, el estudio de las enfermedades del hígado se basa en diferentes determinaciones analíticas, aunque con frecuencia es necesario complementar el estudio con ecografía hepática o endoscopia digestiva.
Ya sea por su gravedad o por su frecuencia, existen algunas enfermedades hepáticas que merecen una atención especial en nuestra Unidad:
- Síndrome metabólico: El sobrepeso, la diabetes, la hipertensión o las cifras altas de colesterol aumentan el riesgo de sufrir infartos cardiacos o cerebrales. Pero esta situación también daña al hígado, muchas veces con anterioridad y en ocasiones gravemente. Una vez más el abordaje multidisciplinar por diferentes especialistas es necesario para controlar todas las consecuencias de esta mala situación metabólica, pero también las que tienen que ver con el hígado.
- Hepatitis virales: Tanto el virus de la hepatitis B como del C son causa de enfermedad hepática crónica y pueden ser responsables de situaciones graves y comprometidas. Afortunadamente, el diagnóstico precoz permite el mejor consejo para el seguimiento y tratamiento de este tipo de pacientes.