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La importancia de la revisión anual de la próstata

Cada año se diagnostican en España 19.000 nuevos casos de cáncer de próstata y más de 80 por cada 100.000 habitantes, lo que le convierte en uno de los tumores más prevalentes en nuestro país.

Las muertes por cáncer de próstata se producen en varones menores de 55 años solo en el 2% de los casos y  la mayoría de los fallecimientos, un 70%, ocurre en  mayores de 75 años. Por este motivo es de vital importancia  efectuar un diagnóstico precoz.

El segundo motivo de la revisión de próstata es detectar datos de “hipertrofía benigna prostática”, es decir, el agrandamiento de la glándula que se produce por la edad y muy ligado al síndrome metabólico (hipertensión, dislipemia, obesidad, diabetes) donde es más frecuente. Se trata de detectar síntomas de llenado y vaciado vesical que se puedan tratar farmacológicamente para mejorar la calidad de vida y ver si hay datos de sufrimiento de la vejiga o vía urinaria superior que requieran un tratamiento quirúrgico.

¿A qué edad se recomienda empezar a realizar las revisiones de próstata?

Se recomienda revisar la próstata por el Urólogo anualmente desde los 50 años, antes en caso de presentar síntomas urinarios o tener un familiar de primer grado con cáncer prostático (40 años).

 

Foto de Direct Media desde StockSnap

¿En qué consiste la revisión de próstata?

La revisión consiste en:

  • una evaluación de síntomas por la entrevista o por medio de algún cuestionario que se cumplimenta,
  • un tacto rectal donde apreciamos el tamaño prostático y si hay nódulos sospechosos de patología maligna,
  • una analítica de sangre donde se valora el PSA (marcador tumoral de la próstata) junto a la función renal,
  • y una ecografía en ocasiones para medir el tamaño de la próstata y evaluar el tracto urinario superior.

Con arreglo a los resultados se puede requerir algún otro tipo de estudio adicional.

En caso de sospecha de cáncer prostático será necesario realizar una biopsia prostática. En los que tienen síntomas urinarios habrá que ver su origen e intensidad para recomendar un fármaco o cirugía cuando precise.

La ausencia de síntomas no excluye que exista un problema grave de fácil solución cuando se detecta en épocas tempranas.