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El páncreas artificial para poder dormir tranquilo

Hoy tenemos noticias para los pacientes con diabetes tipo 1 debido a que científicos de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) están llevando a cabo, con gran éxito, el denominado páncreas artificial. Así parece desprenderse de los datos preliminares que este grupo está publicando. El páncreas artificial no es más que una bomba de insulina, un sensor de glucosa y un programa matemático que calcula las dosis de insulina a inyectar por la bomba en función de las mediciones continuas de glucosa del sensor. Los resultados están siendo muy positivos y sus beneficios son más patentes durante la noche, pues es el periodo de más susceptibilidad para presentar hipoglucemias graves.

Los pacientes con diabetes tipo 1 no producen nada de insulina y se la tienen que inyectar. Hasta ahora las bombas de infusión inyectaban la cantidad de insulina (cada hora o cada media hora) que cada paciente se programaba, aunque tuviesen también puesto el sensor continuo de glucosa. Ahora bien, no es fácil saber las necesidades de insulina en cada momento, ya que se producen variaciones de la glucosa en sangre muy amplias y difíciles de predecir. Hablar de las necesidades de insulina es hablar de las necesidades de energía en el organismo. Y la energía necesaria para las células depende de muchos factores, como la actividad física que se ha realizado, la secreción de hormonas y la alimentación que se ha tenido, entre otros factores. Para que se comprenda mejor, baste decir que no se tiene el mismo gasto energético (y por lo tanto, los mismos requerimientos de insulina) durmiendo 8 horas que durmiendo 7, o teniendo sueños tranquilos o agitados, o si se ha realizado ejercicio el día anterior, o si se ha cenado alimentos con más o menos carbohidratos, o con más o menos grasas. Todas esas variables complican el control de la glucemia. El nuevo páncreas artificial parece que es capaz de predecirlas y de calcular las dosis de una manera precisa: el sensor mide y la bomba emite la insulina consecuentemente, sin que tengamos que decirle nosotros a la bomba la cantidad que tiene que infundir.

Ya contábamos en la clínica con un sensor que era capaz de pararse durante 2 horas cuando detectaba una glucosa baja, pero faltaba el organigrama matemático que determinase la cantidad de insulina a inyectar en todo momento y de una manera segura. Esto es especialmente importante durante la noche, pues es durante el sueño cuando ocurren el 75% de las hipoglucemias graves (que pueden cursar con convulsiones).

Con este post tan positivo para los diabéticos tipo 1 nos despedimos hasta la próxima semana. ¡Un saludo!

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