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Deporte, estrés y nutrición

Hoy en día nadie pone en duda que el ejercicio físico es saludable. Y de la misma forma que el estrés perjudica seriamente la salud. Este binomio ha sido nombrado por múltiples autores en relación a cómo la práctica del ejercicio físico es un método muy eficaz de control del estrés. Hacer ejercicio físico ya implica una actividad física de cierta intensidad, y que suele asociarse al desarrollo de una disciplina deportiva; asi tendremos corredores, ciclistas, bailarines, nadadores, esquiadores, futbolistas, etc. Si eso lo trasladamos a un ámbito más exigente, donde la competición entra en juego, posiblemente estemos en un ámbito cada vez más profesional y por supuesto mas demandante para nuestro organismo, que debe estar preparado física y mentalmente para ello.

A ese resobrepesospecto, las recomendaciones actuales se centran en la práctica de ejercicio físico de forma regular, con una periodicidad de 3-5 dias en semana y sesiones de al menos 45min, como una forma muy eficaz de mantener a raya el estrés, que en las sociedades occidentales es un mal endémico, y por tanto ganar salud. Al hacer ejercicio liberamos endorfinas, sustancias que actúan en el sistema nervioso central produciendo sensación de bienestar, relax y satisfacción, lo que supone un antídoto para la ansiedad de fondo, elevan nuestra autoestima y mejoran nuestro estado de ánimo. Cada persona debe elegir su “disciplina deportiva” entendiendo aquí que la regularidad en la práctica es fundamental, y por tanto si elegimos una actividad que nos guste y nos motive la adhesión al “tratamiento” será mucho mayor.

Tradicionalmente se han recomendado los ejercicios aeróbicos por sus beneficios cardiovasculares (carrera, ciclismo, natación, aeróbic, deportes de equipo outdoor, etc) donde prima una adaptación cardiaca y metabólica, que produce no solo consumo de calorías sino mejora de la resistencia cardiovascular y por tanto control de la hipertensión, dislipemia y diabetes. Sin embargo, cada día son más los estudios que nos muestran como el ejercicio de fuerza muscular (los famosos ejercicios de pesas y tonificación) suponen activar otras vías metabólicas muy importantes, mejorando el metabolismo basal, la resistencia a la insulina – tan importante en la diabetes tipo 2- y por ende ayudando al control de peso a largo plazo, sin que eso implique una excesiva ganancia de volumen muscular. Junto a estos dos grandes grupos, conviven disciplinas que inciden más en otras características musculares, como la elasticidad y flexibilidad, con un perfil “rehabilitador” y funcional como es el pilates o el yoga, o los llamados “entrenamientos funcionales” donde el control abdominal (“core”) y el trabajo en autocarga suele ser la base de la ejecución. Si además, combinamos el ejercicio aeróbico de intensidad con la tonificación podremos entrar en el ejercicio interválico de intensidad (HIIT) y sus formas más extremas de entrenamiento (crossfit y similares) donde ya debe exigirse un chequeo médico cardiovascular previo al inicio de su práctica y cuyos objetivos terapéuticos deben ser evaluados cuidadosamente por el clínico, dado que suponen actividades de alta exigencia y no exentas de riesgos.

Por regla general, el estrés se controla mejor con la práctica de ejercicios aeróbicos o con aquellos que exigen un alto grado de concentración para su práctica y que ayudan a la evasión de nuestras preocupaciones. Sin embargo, hay muchas personas que reconocen que el mero hecho de “empezar a moverse” ya supone un beneficio en su calidad de vida.

No podemos hablar de ejercicio físico sin tener en cuenta la sinergia con la nutrición. Es fundamental que se ajuste la dieta a la práctica del deporte, diseñando un plan personalizado de dieta y suplementación deportiva si fuera preciso, tanto para la persona que tiene como objetivo perder peso o controlar su diabetes o colesterol, como para el deportista, amateur o de competición, que precisa seguir una dieta distinta en sus días de entrenamiento respecto a sus periodos de recuperación o de competición. A ese respecto, d-médical propone planes donde se tienen en cuenta los objetivos deportivos de cada paciente, se diseña su tratamiento y se controlan sus progresos por un equipo multidisciplinar de especialistas.

Un comentario

  1. […] deporte antes de irse a dormir no es aconsejable. Sin embargo, sí se pueden realizar actividades […]

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